He de admitir que si me animé a leerla fue porque ya conocía el trabajo impecable de la autora y estaba segura de que me sorprendería de nuevo. Y no me defraudó en absoluto.
Porque lo que se inició como una tierna pero, al parecer, imposible relación se convirtió en algo mucho más intenso, más profundo.
Algo que incluso la distancia o el tiempo no lograron mitigar, por más inadecuado que creyesen que era.
Algo que incluso la distancia o el tiempo no lograron mitigar, por más inadecuado que creyesen que era.
Es una de esas historias donde lo prohibido se une a lo improbable para acabar convirtiéndose en una posibilidad más que real. Y aunque suene a trabalenguas, tiene sentido. Porque los protagonistas intentan escapar de lo que sienten, creyendo que es lo correcto, sin saber que a veces lo correcto no es lo ideal.
Finalmente comprendí que el destino juega siempre a nuestro favor, sólo hay que saber aprovecharlo.
0 Ahora opina tú:
Publicar un comentario